A nadie hay que culpar
por el nombre de este, dicen unos: “mamotreto”. Fue algo así cómo, un instante de inspiración. Nada que ver con
el consumo de ciertas plantas de la familia de las cannabis. Lo juro.
Al principio quería ponerle PANDEMIA, por lo de la intoxicación y el contagio. Pero comenzó a estar en boga lo de la
fiebre aviar, me pareció de mal gusto. Hasta pensé tomar el nombre de la revista del querido amigo, espante en paz, Julio
Taboada Aguiar.
Pero el temor a tener un encuentro espectral con el buen Julio, me aterrorizó. Si vivo era terrible, ¿cómo será toparse
con él después de muerto? Así que entre un colega y su seguro servidor pensamos; aunque usted no lo crea.
Y nació la idea de nombrar así a nuestro
esfuerzo por tener un espacio donde poder manifestarnos abiertamente. Y me dispuse a reclutar plumas. Algunas conocidas ya
en el medio periodístico, mientras que otras, apenas despuntan en el ramo. Pero están ganosos de ver sus escritos publicados.
Ni modo.
Estamos dispuestos a todo con tal de que,
el osado lector al que llegue esta revista, tenga una perspectiva del entorno político social que nos rodea. Sabemos perfectamente
que hay noticieros radiofónicos y televisivos, amén de que pululan diarios y revistas de análisis.
El mercado no nos asusta. No venimos a competir
con nadie más que con nuestra propia realidad. Queremos, porqué no, compartir con ustedes nuestros propios dragones, unicornios
y molinos de viento. Quien quiete y en una de esas logramos fijar una idea. De eso se trata.
Y nos reunimos: teatreros, abogados, periodistas, médicos,
aficionados prácticos, empresarios, vagos y demás. En fin, un gentío de gente dispuesta a compartir nuestros puntos de vista
y singular modo de ver las cosas.